Con el aumento de las necesidades y el presupuesto en los mismos niveles que en 2016, la brecha de atención podría agudizarse. Esta investigación tiene como objetivo conocer
el presupuesto asignado a conceptos de salud mental, su evolución y suficiencia respecto a niveles internacionales y al costo de intervenciones costo-efectivas.

La salud mental permite desarrollar habilidades para enfrentar el estrés de la vida diaria y contribuir a la sociedad; es más que la ausencia de trastornos mentales y cada persona presenta una experiencia diferente. No hay salud, sin salud mental (OPS, 2020).

No hay salud sin salud mental

Una de las mayores repercusiones que dejó la pandemia por Covid-19 es la crisis mundial de salud mental. Se estima que, el aumento de los trastornos de ansiedad y depresión fue de 25 % (OMS; OPS, 2022). En México, después de la pandemia se duplicó la prevalencia de depresión respecto a las cifras de 2019 (Secretaría de Salud (SSa), 2023).

Además, desde 2013, la brecha de atención en la región se estimaba de 81 % (SSa, 2022). Es decir que 8 de cada 10 personas no recibían la atención adecuada. La mayor brecha se presentaba en los trastornos de ansiedad donde 86 % de la población no recibía atención (SSa, 2022). Se estima que, durante 2020, las consultas de salud mental cayeron 62 % (Silverio-Murillo, Velasco, de la Miyar, y Méndez, 2021).

Nueva agenda para la salud mental

Ante la crisis de salud mental originada por la pandemia, la Comisión de Alto Nivel sobre Salud Mental y Covid-19 publicó Una nueva agenda para la salud mental en las Américas (NASMA), que son un conjunto de políticas para abordar la crisis con soluciones de corto plazo que a su vez generan bases para la atención a largo plazo (OMS; OPS, 2023).

La nueva agenda para la salud mental se enmarca en objetivos y metas mundiales y regionales expresados en el Plan de acción integral sobre salud mental 2013-2030 (OMS, 2021), la Política para mejorar la salud mental (OPS, 2023) y la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible (Naciones Unidas (UN), 2015). La NASMA se conforma de diez recomendaciones:

1. Elevar la salud mental a nivel nacional y supranacional.

2. Integrar la salud mental en todas las políticas.

3. Aumentar la cantidad y calidad del financiamiento.

4. Garantizar los derechos humanos.

5. Promover la salud mental a lo largo de la vida.

6. Mejorar y ampliar los servicios a nivel comunitario.

7. Fortalecer la prevención del suicidio.

8. Adoptar enfoque de género.

9. Abordar el racismo y la discriminación.

10. Mejorar los datos e investigaciones.

En México, en alineación con la NASMA y con el cambio de paradigma mundial y regional, el 26 de mayo de 2023 se crea la Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones
(CONASAMA) que fusiona las actividades de tres instancias: el Secretariado Técnico del Consejo Nacional de Salud Mental, los Servicios de Atención Psiquiátrica y la Comisión Nacional contra las Adicciones (DOF, 2023). Entre sus principales recomendaciones están:

Un modelo de salud mental con experiencias estatales.

Seleccionar estratégicamente centros de salud, hospitales generales y pediátricos.

Continuar la capacitación del personal.

Reconvertir centros terapéuticos que combinen consulta externa y urgencias.

Fortalecer el autocuidado y salud pública.

Incrementar gradualmente la inversión.

Establecer mecanismos de coordinación con instituciones de seguridad social.

Inversión para salud mental

El financiamiento de la salud mental está lejos de satisfacer las necesidades de atención (OMS; OPS, 2023). Se recomienda una inversión mínima para salud mental de 5 % del presupuesto total de salud en los países de ingresos bajos y medios y de 10 % en los de ingresos altos (Gilbert BJ, 2015).

La NASMA sugiere tres puntos de acción en términos de inversión en salud mental:

1. Aumentar la proporción del gasto para salud mental.

2. Utilizar mecanismos alternos de financiamiento.

3. Financiar enfoques eficaces y eficientes.

3.1 Presupuesto para salud mental

De 2016 a 2023, el presupuesto para salud mental se ha ubicado entre 1.3 % y 1.6 % del presupuesto total de salud. Para 2024 se propone un total de 3 mil 724.5 mdp para salud mental, esto representaría un aumento, en términos reales, de 0.47 % y sería equivalente a 1.3 % del presupuesto total para salud de la población sin seguridad social (Figura 1).

El mayor incremento se daría en Actividades de apoyo administrativo con 78.2 mdp más, lo que equivale a duplicar el monto aprobado para 2023. En contraste, Atención a la salud tendría un aumento equivalente a 2.3 %. En términos netos, los programas de prevención tendrían una disminución de 98.2 mdp o 5.1 % respecto al monto aprobado para 2023 (Cuadro 1).

3.2 Intervenciones costo – efectivas

La OMS presenta un menú de intervenciones costo – efectivas para salud mental que asignarían de manera más eficiente los recursos (OMS, 2021). El costo por persona se ubica entre 3 usd y 4 usd (Institute, 2016). La lista incluye intervenciones a nivel individual y comunitario; aunque no es exhaustiva presenta opciones basadas en evidencia y es un referente de los costos relativos.

3.3 Brecha presupuestaria

Con un total de población sin seguridad social (SSS) de 69 millones 605 mil 502 personas (INEGI, 2023), un costo unitario de 3 usd y un tipo de cambio de 18.18371, el total equivale a 3 mil 797.1 mdp, 98 % de lo propuesto para 2024.

En cambio, si la meta fuera igualar el nivel de inversión promedio de la región, 7.9 usd por persona (OMS; OPS, 2023), se requeriría un total de 9 mil 998.9 mdp, lo que implicaría triplicar el presupuesto proyectado para 2024.

Implicaciones de política pública

La pandemia por Covid-19 aumentó la relevancia de la salud mental pero no ha logrado incrementar los niveles de atención. En México, la CONASAMAestá alineando sus objetivos con las sugerencias internacionales. Sin embargo, los recursos económicos aún se ubican en un mínimo de inversión, lo cual requiere ser más eficiente en el gasto.

Las principales amenazas a la salud mental provienen de recesiones económicas, polarización social, emergencias de salud y humanitarias, desplazamiento forzado y crisis climática (OMS; OPS, 2022), las políticas de salud mental tendrán que considerar estas vulnerabilidades.

Además, así como en otros temas de salud, es necesario incorporar la visión demográfica. Los padecimientos de salud mental pueden ocurrir a lo largo de toda la vida; se estima que, una de cada cuatro personas presentará algún padecimiento en algún momento de su vida. Sin embargo, los que ocurren en la primera infancia son particularmente perjudiciales (OMS; OPS, 2022). En México 55 % de las niñas y niños de 1 a 14 años son expuestos a disciplina violenta (INSP, 2023).

Además de las intervenciones costo-efectivas, es necesario incluir cuestiones de equidad y respeto a los derechos humanos, explorar el rendimiento de la inversión a nivel local
y basar las decisiones en evidencia y contextualización de cada entorno (OMS; OPS, 2023).

Aumentar la eficiencia del gasto en salud mental es una de las recomendaciones, pero aún está pendiente aumentar la proporción de inversión respecto al total del presupuesto
para salud. Para alcanzar los niveles promedio de inversión en la región se requiere destinar el 2.2 % del presupuesto de salud para la población SSS o el 1.3 % del presupuesto
de la Pensión para el Bienestar de los Adultos Mayores.