El Informe “Situación México” correspondiente al tercer trimestre de 2022 señala que el crecimiento del primer trimestre del año superó las expectativas con una variación trimestral real de 1.0%, y un crecimiento de 3.4% TaT del consumo privado. El Indicador de Consumo Big Data BBVA Research (ICBD BBVA Research) mostró un rápido crecimiento en el segmento de servicios, en particular los relacionados al turismo y al entretenimiento, durante los meses de marzo y abril, impulsado por los periodos vacacionales de México y EE.UU. Los últimos datos del IGAE apuntan hacia un desempeño positivo en el 2T22, ante el continuo dinamismo del sector terciario durante abril, y considerando el efecto arrastre del primer trimestre del año.

El estudio destaca que el crédito al consumo en conjunto con la recuperación del empleo formal (y en menor medida el ahorro financiero) ha respaldado el gasto privado, con el saldo total de la cartera del consumo de intermediarios financieros todavía 10% por debajo de su nivel pre-COVID, y con el saldo de la captación total (vista más plazo) registrando una cifra 6% por arriba de su nivel pre-pandemia. En el mes de mayo, la masa salarial se encontraba 9% por arriba de su nivel anterior a la pandemia (enero de 2020).

Hacia delante, anticipa que el impulso del 1S22 no se prolongará el resto del año; los indicadores más recientes de actividad muestran ya una ralentización en el consumo que se espera se profundizará en la segunda mitad del año y hacia 2023, en un contexto de altos precios y mayores tasas de interés. El ICBD BBVA Research muestra menor dinamismo en mayo-junio, mientras que el Índice de Condiciones Críticas de Empleo del INEGI apunta ya hacia un deterioro de las condiciones en el mercado laboral, que el informe anticipa se extenderá a la segunda mitad del año.

En lo que se refiere a la inversión total, se encuentra 9% por debajo de su nivel de enero de 2019, con las cadenas globales de valor impulsando el segmento de maquinaria y equipo. Este último ha alcanzado una cifra 7% por arriba de su nivel pre-COVID, mientras que el sector construcción se encuentra 16% por debajo de dicho nivel. El análisis por componentes muestra que tanto la construcción residencial como no residencial se encuentran rezagadas. Por lo que se anticipa que este componente de la demanda interna se debilitará hacia adelante a medida que las empresas enfrenten mayores tasas de interés, en un contexto de falta de políticas públicas para promover la inversión.

Con respecto al sector manufacturero, los cuellos de botella se desvanecen gradualmente especialmente en el sector automotriz; la capacidad utilizada en la industria de vehículos ligeros ha alcanzado 90% de su nivel previo a la pandemia, señalando la recuperación en la producción e importación de autopartes (incluyendo semiconductores). Las exportaciones totales de la manufactura (excluyendo al sector automotriz) se encuentran en un nivel 32% por arriba del dato pre-pandemia.

Considerando los factores anteriores, el informe “Situación México”, elaborado por el área de Estudios Económicos de BBVA México revisa al alza su estimación de crecimiento para 2022 a 2.0% (1.2% previo) ante el buen desempeño de la primera mitad de este año. Por otro lado, revisa a la baja su estimación de crecimiento para 2023 a 1.6% (2.1% previo) ante el futuro deterioro del consumo privado y la inversión en un entorno de alta inflación y condiciones monetarias más restrictivas.

De acuerdo con cifras a mayo de 2022 de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI, la tasa de participación laboral ha permanecido estancada en niveles similares a los registrados antes de la pandemia, alcanzando un nivel de 59.6%, 0.5pp por debajo del porcentaje registrado en febrero de 2020. Este estancamiento de la tasa de participación y la reactivación de la economía ha permitido que la tasa de desocupación se encuentre en uno de sus niveles más bajos (3.4%). La tasa de informalidad también continúa estancada (55.7%), lo cual se explica en parte por la dinámica de la tasa de participación laboral, ya que al inicio de la pandemia 8 de cada 10 trabajos expulsados del mercado laboral fueron informales y aún existe un exceso de Población No Económicamente Activa (PNEA) disponible de más de 2 millones de personas. Lo más relevante en el desempeño actual del mercado de trabajo es el comportamiento que ha tenido la tasa de condiciones críticas de ocupación, la cual continúa con una tendencia creciente, que después de mostrar un nivel récord en marzo de 2022 (33.2%) ha presentado una ligera desaceleración ubicándose en 30.5% y a nivel urbano en 27.0% (vs 28.8% en marzo).

En el caso del empleo formal, el estudio “Situación México” explica que durante el primer semestre del año se han creado 449 mil empleos de acuerdo con cifras de trabajadores afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) con un crecimiento interanual de 4.4% a junio de 2022, alcanzando un total de 21.1 millones de empleos; pese a este impulso, el nivel de empleo continúa 1.4 millones por debajo de su nivel de tendencia. El empleo permanente sigue mostrando cierta fortaleza, con un crecimiento interanual de 5.6%, y una creación acumulada de 358 mil empleos en lo que va del año. El salario real continuó creciendo en mayo (3.1% AaA), con tasas interanuales promedio de 2.9% durante los últimos tres meses; en este sentido, la creación de empleo y las revisiones salariales han logrado impulsar al salario y masa salarial reales pese a los altos niveles de inflación, pero dada la elevada inflación es previsible que se desacelere en los próximos meses.

Se espera que la tasa de participación continúe incrementándose de manera gradual y los niveles de desempleo permanezcan en torno al 3.2% al cierre de año. En cuanto al empleo formal, se mejora el pronóstico de crecimiento pasando de 3.5% a 4.1% (fdp) lo cual se explica por la revisión del crecimiento y al buen desempeño de creación de empleo de inicio de año.

La inflación continuó aumentando durante el segundo trimestre, alcanzando nuevos máximos en la actual dinámica de presiones inflacionarias. Si bien la inflación no subyacente ha disminuido impulsada por los subsidios a los precios de la gasolina, la inflación subyacente ha subido aún más. Así, al cierre del 2T (en junio), la inflación general alcanzó 8.0% AaA (+0.6pp respecto al cierre de 2021 y 5pp por encima de la meta de Banxico) y la subyacente se ubicó en 7.5% AaA (+2.6pp respecto al cierre del año anterior). Las presiones continúan siendo generalizadas, pero las mayores presiones continúan en las mercancías, principalmente en las alimenticias (la inflación de este subíndice alcanzó 11.8% AaA en junio). Por su parte, los precios de los servicios distintos a los relacionados con la vivienda y colegiaturas se han estabilizado recientemente (6.6% AaA en junio) pero siguen mostrando niveles elevados. Por las mayores presiones a las anticipadas, la institución financiera ahora prevé que la inflación alcanzará su punto máximo en el 3T (en comparación con la expectativa anterior de que éste fuera alcanzado en 2T).

El estudio detalla que BBVA México continúa previendo que la inflación comenzará a mostrar signos claros de un punto de inflexión en el 4T; no obstante, prevé un ritmo de desaceleración un poco más lento en comparación con las trayectorias esperadas por Banxico. Anticipa que la inflación general promediará 7.7% AaA en el 4T (0.2 pp por encima del nuevo pronóstico de Banxico) con un promedio de inflación subyacente de 7.1% AaA en el mismo trimestre (+0.3 pp en comparación con el pronóstico de 6.8% AaA de Banxico). Y prevé que la tendencia de desaceleración de la inflación será marcada durante el próximo año y anticipa que la inflación general se ubicará en 4.1% AaA al cierre de 2023 y que la subyacente se desacelerará hasta un nivel de 3.7% para ese momento.

En este contexto, Banxico seguirá aumentando el nivel de la tasa monetaria para evitar el desanclaje de las expectativas de inflación de largo plazo y mantener un amplio diferencial de tasas de interés, que le continúe dando soporte a la fortaleza relativa del peso. En la última reunión, Banxico aceleró el ritmo de subidas, elevando la tasa monetaria 75pb a 7.75%. Además, señaló que en su próxima reunión (en agosto) era posible otra subida de esta misma magnitud. Dado que hay una alta probabilidad de que la Reserva Federal repita en la reunión programada para julio, el aumento de 75pb que decidió en junio se anticipa que Banxico también repetirá su último movimiento de aumento de 75 pb en su próxima reunión en agosto, llevando la tasa a 8.50%. El escenario base de BBVA México es que la Fed aumentará la tasa de fondos federales otros 50 pb en septiembre y después dos aumentos de 25 pb en noviembre y diciembre. Considera que ante los riesgos al alza en la inflación, los elevados niveles actuales en comparación con la meta, y para mantener un amplio diferencial de tasas de interés, Banxico igualará los 175 pb de aumentos adicionales que la institución financiera anticipa para la Reserva Federal.

Por lo tanto, se espera que Banxico lleve la tasa de política monetaria a 9.50% para diciembre. En el estudio se considera que ese nivel representará el pico del actual ciclo de subidas, dado que la expectativa es que la inflación comience a moderarse a partir del 4T22 y la economía seguirá mostrando mucha holgura. Es decir, no habrá necesidad de aumentar más la tasa nominal en un contexto en el que la tasa real estará aumentando por la disminución prevista para la inflación. El análisis prevé que durante 2023 Banxico dejará de acompañar los movimientos adicionales que podría implementar la Reserva Federal (+50pb en 1S23), si es que esta última continúa aumentando la tasa de fondos federales en ese momento. De hecho, se estima que los elevados niveles de la tasa real (exante y expost) llevarán a Banxico a iniciar un ciclo gradual de bajadas a partir de 3T23.

Durante las últimas semanas se han presentado episodios de volatilidad en los mercados financieros que han llevado al rendimiento de los Bonos M a 2 años (el cual suele ser un buen indicador de mercado de la postura monetaria esperada en el corto plazo) a oscilar en torno a 9.5% desde mediados de junio, alcanzando niveles a cierre de día no registrados desde el 2005. Por su parte, el rendimiento de los Bonos M a 10 años alcanzó niveles cercanos a 9.3%, similares a los alcanzados a fines de 2018. Con ello, el diferencial entre los rendimientos a 10 y 2 años se mantiene en terreno negativo desde hace algunas semanas y se prevé que continúe así hasta que Banxico concluya y eventualmente revierta el ciclo de subidas (o dé señales de estar próximo a hacerlo), en virtud de que mientras el escenario inflacionario mantenga su carácter global, el nivel de las tasas de largo plazo en México resultará atractivo para el capital extranjero. El diferencial entre las tasas a 10 años de México y EEUU se mantiene en torno a 600 pb a medida que avanza el proceso de endurecimiento monetario en ambos países.

En enero-mayo de 2022, los ingresos públicos se incrementaron 4.0% en términos anuales reales al ser favorecidos por la expansión de 26.9% por parte de los ingresos petroleros. En lo que se refiere a los ingresos no petroleros el estudio destaca que mostraron apenas una variación anual real de 0.1%. Si bien los ingresos tributarios registraron un aumento anual real de 3.3%, los ingresos no tributarios cayeron 34.0% al ser afectados por un efecto base adverso. Al interior de los ingresos tributarios, la recaudación del ISR creció 15.5% en términos anuales reales mientras que los ingresos por IVA prácticamente se mantuvieron en el mismo nivel de pesos constantes. En contraste, la recaudación por el IEPS de gasolinas y diésel registró una contracción de 92.2% debido a la política del gobierno para contener el aumento en los precios de esos combustibles. Por lo que se prevé que esta política continúe por el resto del año y que la pérdida en recaudación sea más que compensada por el excedente de los ingresos petroleros.

El Informe “Situación México” detalla que el saldo histórico de los requerimientos financieros del sector público registró un nivel de 46.5% del PIB en mayo versus 50.0% en diciembre del año pasado. Esta reducción se explica por la contribución de 1.8 y 1.7 puntos porcentuales de los componentes interno y externo, respectivamente. Se prevé que este concepto amplio de deuda pública cierre el año en 50.2% del PIB y muestre un crecimiento moderado en los siguientes años para ubicarse en 52.3% del PIB a finales de 2026. Se anticipa que el déficit público sea 3.1% y 2.8% en 2022 y 2023, respectivamente. El manejo disciplinado de las finanzas públicas mitigará considerablemente el riesgo de la pérdida del grado de inversión.