Verguenza debería darle a Claudia Sheinbaum – la consentida y preferida del presidente de la República para ocupar la silla del águila en el 2024–, afirmar que “es un orgullo combatir el crimen” en la City, y colocarla como “una de las ciudades más seguras del mundo”, por debajo de Nueva York, Nueva Orleans y Los Ángeles, nada más porque un par de delitos disminuyeron – según ella—en el periodo 2019-2022.

Sus detractores – que exhiben otros datos como el del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Públicas– exponen que varios delitos lejos de disminuir han aumentado de manera alarmante en el periodo que menciona la “señito”. Y precisan que ni en las administraciones capitalinas de López Obrador, Marcelo Ebrard y Miguel Mancera se registraron tantos homicidios dolosos como en la actual administración.

¿A quién creerle? ¿A Claudia Sheinbaum con sus cifras mágicas o a las estadísticas oficiales?

Lo que sí es real, como ya todos nos dimos cuenta, es que la señora Sheinbaum está en campaña desde hace varias semanas, apoyada por su mentor, el presidente de la República que es un especialista en propaganda política y en esparcir información de duda procedencia, por no decir que medio falsa.

El tema de la inseguridad ha sido el “Talón de Aquiles” no sólo de la Ciudad de México sino de otros estados de la República, y por más eventos que realice el Gobierno Federal y los gobiernos de estatales para presumir que le van ganando la batalla a la delincuencia organizada y desorganizada, los hechos delictivos – y hasta masacres de personas– que ocurren casi a diario en varias ciudades del país, confirman la triste realidad: La población sigue a merced del crimen. Y seguirá hasta el final del sexenio, acotan los observadores, porque NO hay estrategia para combatir ese flagelo