PANORAMA GENERAL

  • El optimismo que ha mantenido el gobierno se sostiene en el Paquete Económico 2023.
  • Preocupa la sostenibilidad de las finanzas públicas debido al optimismo con el que se elaboró el presupuesto.
  • En materia de inflación, el programa también es demasiado optimista con relación a la mayoría de los pronósticos.
  • Es posible que los recursos no sean suficientes para cubrir las crecientes necesidades del gasto público.
  • En caso de necesidad de ajuste fiscal, el riesgo de mayor déficit no es muy plausible.
  • De materializarse los riesgos, podría darse la necesidad de recortar algunos gastos, por lo que una vez más estaría en riesgo el gasto para fines como Salud, Educación, Seguridad Pública e inversión física distinta a los proyectos insignias del gobierno.

EL PAQUETE ECONÓMICO 2023

El Poder Ejecutivo envió al Congreso de la Unión, a través de la Secretearía de Hacienda, el Paquete Económico 2023 para su análisis y aprobación. El optimismo que ha mantenido el gobierno se sostiene en el Paquete Económico 2023.

El Paquete incluye el Documento de Criterios Generales de Política Económica (CGPE), la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos de la Federación, que en conjunto reflejan los objetivos y prioridades de la gestión gubernamental para el año. En general se preservan las líneas de los ejercicios anteriores.

Como se ha señalado antes en este espacio, preocupa la sostenibilidad de las finanzas públicas debido al optimismo con el que se elaboró la proyección de los ingresos a fin de financiar el gasto que se pretende, sin incurrir en déficit excesivo que implique un aumento significativo de la deuda pública.

Aunque hubo algunos ajustes en línea con la coyuntura de menor crecimiento y mayor inflación en su “marco macroeconómico”, las autoridades insisten en un entorno más favorable que la mayoría de los expertos nacionales e internacionales.

En materia de crecimiento económico, la variable más importante para elaborar el marco macroeconómico, se estima que en 2022 alcance un rango alrededor de 2.4%, 1.7 puntos porcentuales por debajo del pronóstico aprobado en los CGPE 2022.

Aunque este ajuste refleja la preocupación de las autoridades por el complejo entorno global -consecuencia de los desequilibrios de oferta y demanda debido a la guerra entre Rusia y Ucrania y la permanencia de los efectos de la pandemia de Covid-19-, su percepción es más optimista que la visión de la mayoría de los analistas. El pronóstic

de crecimiento supera en medio punto porcentual la previsión promedio de los especialistas.

Frente a perspectivas más oscuras para la mayoría de los expertos, para 2023, el optimismo oficial aumenta, y prevé que la economía crezca 3.0%, cuando el pronóstico promedio de los especialistas anticipa un avance de 1.3%.

Las autoridades consideran que “México seguirá creciendo y consolidando su transformación económica”, de tal manera que “la actividad económica continuará mostrando crecimientos trimestrales superiores al promedio histórico de 2011 a 2019, con lo cual se tendría una expansión de 3.0% anual para todo el año”. Es evidente el optimismo con el que el gobierno elaboró el marco macroeconómico.

En materia de inflación (diciembre-diciembre) el programa estima un incremento de 7.7% para 2022 y de 3.2% para 2023, mientras que el pronóstico promedio de los especialistas anticipa 8.2% y 4.6%, respectivamente. El Banco de México considera incluso que será hasta el primer trimestre del 2024 cuando la inflación se acerque a la tasa objetivo del 3.0%.

En cuanto a la plataforma de producción petrolera también se advierte una mejora en el pronóstico oficial, el pasar de un estimado para este año de 1.835 a 1.872 millones de barriles diarios. Este centro estima que dicha plataforma rondará 1.760 millones.

En materia de precio Criterios prevé un ajuste importante al pasar de un estimado de 93.6 dólares por barril para 2022 a 68.7 dólares en 2023. A estas alturas hay mucha incertidumbre en cualquier pronóstico del precio del crudo para el año próximo. De hecho, al 9 de septiembre el precio del barril de la mezcla mexicana se ubicó en 82.50 dólares, casi cuatro dólares menos que al cierre de agosto y 16 dólares por debajo del cierre de julio.

Cuando se elaboran presupuestos con base en previsiones macroeconómicas optimistas, como a menudo lo hacen todos los gobiernos, el déficit público termina ampliándose, incurriendo en más deuda o recortando gastos de menor prioridad política o haciendo uso de reservas presupuestarias. Esto último ya no es posible debido a que el gobierno las agotó en los ejercicios previos.

En caso de necesidad de ajuste, el riesgo de mayor déficit no es muy plausible dada la renuencia que se ha mostrado al respecto, por lo que el riesgo es más bien de disminuciones de gasto. De ser el caso, lo probable es que no se toquen los programas y proyectos insignia y que el ajuste caiga en otros rubros.

El gobierno prevé que el próximo año los ingresos totales del sector público alcanzarán 7.1 billones de pesos, lo que significa un incremento de 9.9% en términos reales respecto a la cifra aprobada para 2022. En ello, destaca el aumento de 11.6% en los ingresos tributarios, que seguirán descansando en la fiscalización del SAT1.

La Secretaría de Hacienda propone un gasto público total de 8.3 billones de pesos en 2023, superior en 11.6% respecto al aprobado para el año pasado. El gasto programable aumentaría 8.2% y el no programable (que incluye las participaciones a entidades federativas, intereses de la deuda y “adefas”) 21.2%. Dentro de este resalta el incremento de 29.9% en el costo financiero de la deuda pública.

Si las comparaciones se hacen respecto a las cifras de cierre estimadas por el documento de Criterios para 2022, la dinámica es similar, aunque con aumentos menos pronunciados. Los ingresos públicos totales aumentan 0.8%, los tributarios 9.9%. el gasto total crece 3.4%, el programable 0.8%, el no programable 10.5% y el costo financiero 13.6%.

Es importante considerar que, con todo y el fuerte aumento esperado de los ingresos, los recursos no sean suficientes para cubrir las crecientes necesidades del gasto público, especialmente para mantener los programas sociales en operación y los proyectos insignia del gobierno.

Al interior del gasto programable, el propuesto para la secretaría del bienestar aumenta en 30.0% -por el incremento en programas sociales, destacando el de la pensión para adultos de 34.2%-. Asimismo, el gasto en turismo aumenta 111.2%, como resultado de los recursos que se planean destinar al Tren Maya.

Como resultado, hay presiones importantes en el saldo de las finanzas públicas para el 2023. La estimación oficial es un déficit presupuestal de 1.1 billones de pesos, equivalente a 3.6% del PIB.

Preocupa que el balance o resultado primario (el que excluye los intereses de la deuda) se prevé negativo en -0.2% del PIB, o 54 mil millones de pesos, lo que indica que el gobierno tendrá que recurrir a deuda adicional para pagar los intereses.

Las cifras oficiales contemplan que para 2023 el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP), que es el concepto más amplio de deuda, represente el 50% del PIB.

Sin embargo, cabe subrayar que este resultado está en función del cumplimiento del pronóstico de crecimiento económico de 3.0%. Si se considera la estimación de crecimiento de 1.3% de los especialistas del sector privado, la deuda podría aumentar a 51% del PIB.

Aunque el programa fiscal para 2023 es factible, existen diversos riesgos que, de materializarse, podrían llevar a la necesidad de recortar algunos gastos, que seguramente no serán los prioritarios para el gobierno. Una vez más está en riesgo el gasto para fines como Salud, Educación, Seguridad Pública e inversión física distinta a los proyectos insignias del gobierno.